Somos instantes.
Jurásica es la idea de preludiar lo establecido, de voltear ciento ochenta grados lo que creíamos que era cierto. Nada nunca fue tan subjetivo antes, ni menos ambiguo, pero es que este sismo nos pone la barbilla contra la grama, amurallando lo que supuestamente no era verdad. Y es que sabemos que esta realidad se distorsiona con facilidad, me siento a observar, que es lo que últimamente se me da mejor; Pero es que esta vida está hecha para caminar abriendo puertas, siendo más sabios que el tiempo, y más longevos que cualquier ciclo solar, con la conciencia ausente y heridas profundas recién reabiertas.
Heridas que son sinónimos de fin de fiesta, heridas que se curan empuñando compases y asas de mochila al hombro, cielo naranja y mirada perdida. Pero es que el tiempo al final por mucho que nos empeñemos siempre tiene la razón. Y es verdad que muchas veces nos resignamos a no aceptar lo que ya ha pasado a ser un hecho, aún así esto forma parte del juego y somos sujetos de lo inevitable, y del que aquí el que no corre vuela.
Pronto se quedó atrás. Pronto la dejó atrás. No quiso avanzar, en sus manos estaba, pero ya ni el centinela ni su amo le dejaron entrar. Nuestras vidas están marcadas por ciclos, el suyo pasó, pero no hay nada más seguro que encontrará uno nuevo más adecuado a la hora de bifurcarse. Basta pensar esto para saber que ocurrió porque tenía que ocurrir.
La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua.
Disfrutad.
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