Gargantúa



Trascender entre dimensiones, obviar toda ley fisica, dar una patada a lo que es "normal" a pie de acera y boca de metro. Cualquier tipo de amor es capaz de reventar lo establecido y rebelarse entre cañones de estribor y acantilados.

Absurdo. Fugaz. Bravo. Necesario. Imperial. Incesante.

Confío y apoyo todas las certidumbres y presunciones. No concedo titubeo a dar toda la razón del mundo a entregarse a cualquier creencia dogmática.

Eso también es amor. Ese artilugio que mueve su inclinación hacia todo aquello que anhelamos, no es más (ni menos) que el Dios que llaman muchos. El algo tiene que haber que llaman otros. O la energía que otros tantos citan. Categóricamente todo está subordinado a este prodigio sobrenatural que nos trajina a cada paso que damos. El acorde alto de piano que nos emociona, el titubeo de nariz cuando el recuerdo nos empuja a llorar, esa sensación de que nada te importa recorriendo cientos o miles de millas para repostar de esa sonrisa que nos agita el alma, el sosiego que nos proporciona una madre atenta, que tu mascota no pueda dormir un minuto si no te siente cerca, amparar la presencia de esa columna que sujetaba tus días teniéndola día sí y día también entre pensamientos.

Solo existe una mentira, y no es más que la que osa a escupir el ser que asegura no creer en el amor.

“El amor no es algo que hayamos inventado, es observable, poderoso... Tiene que significar algo.”

Disfrutad. Y amad. 

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