¿Gravedad?
Sin tregua y sin consuelo, así deshojamos las páginas del libro que nos tiene ajenos al trajín rutinario de no echar de menos aún tardanzas o vibraciones sísmicas de piel, con una educación discutible de puertas para adentro.
Dicen que una mano de póker no se gana con buenas cartas, sino con el uso que se les dé, con el derecho o la certeza de sus manías al más mínimo detalle y sin sentir el peso de un cuerpo celeste, o naranja. Mismo color de ese del umbral entre comunidades, con la incertidumbre hecha añicos por la perfeccion de la curva que toma ese cohete, que vuela alto sin vacilar en órbita cero.
No hay gancho que limite su subida, no hay gravedad que atraiga su ilusión una vez desvanecida la duda y soltado el lastre de la rendición, y por tanto... dar paso de la rugosidad a la suavidad del aterrizaje en la más adecuada pista, nunca a ras de suelo, siempre en voz alta invitando al juego a seguir.
"...igual que Alicia sin ciudad..."
Disfrutad
Comentarios
Publicar un comentario