Pongamos que hablo de Amberes.
De un tiempo a esta parte, barullos de solicitudes llamando a ser enlazados en mente, puño y letra. Porque no es más que el encanto de unas líneas tachadas, y más líneas tachadas las que impulsan a este mago de ojo oscuro a dar un paso que tristemente parece en vano, aunque a pesar de todo sigue haciendo crecer su maná.
Dicho sea de paso, el ya, ya, pero ya, y el yo, yo pero yo, no sirve en estas situaciones. Tesitura en la que armarse de valor paciente nunca está de más, siempre y cuando el frío no potencie mis esguinces, y que el disimulo más grande no sea tan evidente... incluso si la grandilocuencia del testigo más resguardado se encuentre bajo mínimos. Y es que en nuestro mundo paralelo en el que divagamos devenires insospechados, no valen teorías científicas ni climas perpendiculares a la calima del Enero más cálido posible; perpendicularidad que impacta de lleno cuando queremos fluir y dejarnos llevar por un color naranja suave, muy suave, más suave incluso que lo que estás imaginando en este mismo instante.
Por tanto, es esta noche de puntos suspensivos la que elijo para que en camisas de once varas, pateemos Amberes.
"El cantar de dulces manjares llegará por lares que no se sospechan".
Disfrutad
de nuevo vuelves a dejarme SIN PALABRAS
ResponderEliminarEstás hecho de otra pasta.
ResponderEliminarOtro nivel.
J.C