Llamada en espera.



Me parece más que probable que el resto de lo que quedó zanjado se encuentre en un continuo devenir que ni sospechamos ver acercarse. Y es que quien es capaz de salvarnos el alma si no estrechamos un enlace permanente ni con nosotros mismos. 

A lo que dijimos una vez que el trío de puntos en suspense no debía ser manipulable. Casi en un suspiro involuntario, quitaste uno de sus componentes, delegando en mi los restos. Uno que fuimos hasta que lo inevitable se cernió sobre el tejado de seguridad que maquetamos los sucesores a una noche de confesiones y preguntas sin respuesta concreta.

Rabia de fuerza huracanada que destruye el mínimo ápice de futuro. Y es que este camino surca entre escarpadas colas de sirena, y por mucho que nos engañemos, la realidad termina superando a la ficción, y acabamos tirándonos al vacío, que está así mismo, vacío, ejerciendo el derecho a olvidarnos de respirar. 

Tengo por costumbre andar por llano y sentir vértigo, pero prefiero electricidad y fuego a morir de sobredosis de amor en la orilla paseando de la mano de mis miedos. Sé que algún día un tercio de mi estará orgullo por conseguir que se joda el viento.

Aún no está todo dicho, pero falta poco.

 


"Mira papá, sin manos."

Disfrutad

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