Reflexiones en puesta al oeste.



Déjale tu dolor a mis manos, déjale tus dudas a mi voz, que ellas saben como tratarlos.

Si pones la mirada en ese horizonte por donde se va el sol verás miedo, verás una franja de naranja indefinido, sin embargo verás belleza... la belleza propia de una sonrisa en pleno beso, esa belleza de una mirada cómplice, de un guiño camuflado entre gentío.

Es cuando la oscuridad se apodera de la inmensidad que nos cubre, el momento en que la insuficiencia de tener la llave que abre una puerta sin cerradura nos hace temer en una noche que puede durar años cual tierra nórdica. Una noche llena de peligros y trances propios del mejor cine, pero que a pesar de todo, sigue manteniendo la luz de unas estrellas que nos mantienen en pie. Las nubes son pasajeras, nos oscurecen el camino y a su vez nos atormentan. Confunden lo evidente, y hacen titubear hasta al más fuerte de los dogmas, pero sin dejar de mirar a ese lugar donde el sol se puso, siguen brillando esos astros.

No obstante, no hay nada más oportuno y bello que la oportunidad de torcer la voluntad de lo difícil, de darse cuenta de que cuanto más escarpada sea la pendiente, más llana y dulce será la caída.

Y es así como se reduce a cuestión de tiempo, que el sol vuelva a salir por nuestra espalda.

Disfrutad


Comentarios

  1. lo que no se es como no consigues a la mujer que quieras con esas lineas..

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  2. alucino cada dia mas contigo, eres insultantemente increible, ojala pueda conocerte mejor...

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  3. Francamente escribes de maravilla. ¿No te has planteado alguna vez dedicarte a la literatura? Hazlo por favor, eres muy bueno...

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